LOS FUNERALES DE LA MÁS GRANDE
Ay, por Dios, qué pestazo a funerales.
Podrido se ha el Tomate y Salsa Rosa.
Qué rancio el A tu lado y Ana Rosa
y no me digas tú los especiales...
La más grande se ha muerto y sus rivales
la velan desmayadas, y, llorosa,
Chipiona se levanta, fervorosa,
clamándola con guapas imperiales.
Jesús, qué empacho de ole y de ignorancia,
qué morbo da la lágrima de Ortega,
qué noche de Rosario y trashumancia.
El alpha no respira sin su omega.
Qué espanto que se vuelva extravagancia
el fin que nos iguala cuando llega.