lunes, enero 30, 2006

SOBREVIVIRÉ

Sobreviviré al bocado de las moscas,
a sus ojos de terror multiplicados,
a su vuelo inmundo entre mis sueños.
No quiero más mierda en mi llanto,
ni en mi piel,
ni en la lengua de mis padres.

Subsistiré a las aguas
que bebieron la inocencia en el Estrecho.
Al recuerdo de mi madre,
a su mano entre las olas,
a la mía, huérfana, en tinieblas.

Resistiré a los golpes,
al olvido de mi nombre,
al silencio de mi pueblo.
Nadie violará mI pecho,
nadie arrancará el placer de mi pequeña.

Y perviviré al delito de los dioses,
al exceso de poder en las alturas.
A la mudez de su milagro,
a la mofa por mi ruego,
a la pena de saberme sola.

Sobreviviré, no cabe duda.
Porque soy mujer, igual que tú.
Porque tengo hambre.

sábado, enero 28, 2006

HAMBRE

“Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo,
que será entregado por vosotros”.




ESTE ES MI CUERPO




Es este mi cuerpo,
pan de moscas malnutridas,
amasijo famélico de olvidos.
Tómalo,
cógelo,
pártelo.
Échate a la boca este pedazo
de miseria.

Todos.
También vosotros.
Compartidlo.
Masticadlo.
Saboreadlo.
Mi cuerpo es vuestro.

Yo soy el hijo del hombre:
el que tiene sed;
el que tiene hambre.

jueves, enero 12, 2006

LA LLAMA

La llama de la última cerilla,
ocaso cotidiano en miniatura,
devora poco a poco los rincones,
los sueños esquinados,
los desaires de un noviembre solitario.
Su luz y su calor, su tiempo.

La vida, sus miserias, su abandono.
Fuera, la noche imperturbada.
La llama cede, inevitable, al humo.
Un murmullo de portal.
Un adiós escrito con tacones.

Su luz y su calor, mi tiempo.

CUESTA DE ENERO

Se va la nieve artificial
por los desagües de otro año
y los pastores olvidan nuevamente
la quimera de la vida en los cajones.
Las luces naturales de la tarde
regresan altaneras, victoriosas,
con un rastro de celo en el ocaso
y vuelven los portales al silencio
de la noche, de los besos escondidos
sin más magia que el furor adolescente.
Las autovías se calzan sus cadenas
por temor a deslizarse en la nostalgia
y se inundan los océanos de barcos
cargaditos de memorias con suspiros.
Los aviones despegan el amor,
lo llevan entre almendras y tristeza
al confín de los retornos eternos
y se pierde el equipaje de unas manos
con sus pechos de frambuesa y mazapán…

Hoy llueve la distancia y sopla el viento.
Hace frío y te añoro tanto…