domingo, noviembre 16, 2008

INICIALES


INICIALES


En las cortezas del árbol
escribimos, una vez, el tiempo.
Cada letra arañada,
cada gota,
dejó pegada en el tronco
ese gesto imborrable,
esa luz en la mirada
con la que esculpimos,
a fuerza de insistir,
la vida que hoy nos cuesta recordar.
Tus iniciales y las mías
como un conjuro para inventarnos siempre,
renovado cada sábado sin clases,
cada carrera en bicicleta
por alcanzar el cielo.
Cuántas veces después
habré roto mi nombre en los recibos,
pasto del cansancio y la hipoteca,
sin que las sílabas rasgadas
oliesen a madera,
a tierra mojada,
a barro en los patines.
Qué habrá sido de tu letra,
de la mía.
Qué habrá sido de nosotros.

miércoles, noviembre 05, 2008

PREMIO ACCESIT DE POESÍA DE ARTE JOVEN MELILLENSE


El jueves pasado me informaban mis hermanas de que tres de mis poemas habían obtenido el premio accesit de poesía en las jornadas de Arte Joven Melillense. Estoy muy contento. A mi hermana Rocío le dieron, igualmente, una mención especial por su trabajo, también poético. En los enlaces está la dirección a su blog: Devuelvo al mar las voces de tu nombre. Un saludo a todos.

martes, octubre 21, 2008

NEVERLAND


Hay un cielo sucio, emborronado,
a las seis de la mañana de este lunes.
Nunca, jamás podré volver a oír
el eco de tu cuerpo adormecido,
tibio, reposado entre las sábanas.
Ni el tiempo, ni otros cuerpos, ni otra copa
me han devuelto algún pedazo de tu sombra
a la que coser mis sueños y miserias,
mi miedo a las ventanas cerradas,
mi niñez disfrazada y desvalida.

Alguna vez…
Alguna vez la luz
se agarra al paladar de la memoria
y vuelo loco y desalmado hasta tu estrella,
al regusto algodonado de una nube,
de un cuento espolvoreado por los besos.
Alguna vez el frío
me lleva a tu escondite caldeado,
allí donde es posible ahora y siempre
un vaso muy caliente de esperanza
con galletas, caramelos y miradas.
Alguna vez…

Mi casa gris, emborronada,
con este amor longevo que no olvida,
se ha vuelto camarote de piratas,
rehén de una nostalgia espadachina,
café de agua de mar en taza rota.
Cuando el alba ya no es luz, sino palabra,
y el frío un latigazo sin refugio,
quedan solo cenizas en los marcos,
dolor sepia en los cajones
y el portazo de las hadas.
Nunca jamás tu canto de sirena,
nunca jamás la magia.

lunes, septiembre 29, 2008

Breves


Distancia.
Un significado
entre dos palabras.



Escuela.
Regreso a la caverna
de…



Lluvia.
Mil pedazos de tu llanto.
Murmullos.

martes, septiembre 09, 2008


Infinitud.
Un beso detenido
entre los párpados.



Memoria.
Herida de la luz
en la mirada.

lunes, septiembre 08, 2008

Breves


Volver.
Sentencia de muerte
del verano.



Un beso.
La mariposa azul
de la sonrisa.


Asma.
Sin ti, sin aire,
sin locura.



Melilla.

Hierbabuena varada

en la nostalgia.

domingo, julio 20, 2008

DE NOCHE, EN UNA ORILLA


Un pensamiento flotando en la orilla.


Alrededor, la espuma del tiempo.
¿De qué parte de la noche
ha caído hasta empapar la estrella,
hasta romper el sueño de poniente?

Crece la onda y se pierde
en la negrura,
y hay pisadas heridas
cuyo olvido parece
la semilla de un secreto.

Antes de alcanzarlo con los dedos
el pensamiento se hunde.
Tan sólo deja pompas
con que escribir poemas.

sábado, julio 12, 2008

Espuma

Rompe la vida

en las orillas del tiempo.

Susurro efervescente,
sueño inocente
hasta llegar al silencio.

sábado, junio 28, 2008

VACACIONES


Me marcho, por fin, de vacaciones.

El último mes ha sido agotador, entre exámenes, evaluaciones y reuiniones, así que no he tenido la cabeza prácticamente para nada más que para corregir y cabrearme. Espero recupeara el sosiego a la orilla del mar y prometo devolverle a este blog parte de la vida que perdió durante el mes de junio. Gracias a todos por vuestras visitas, vuestras lecturas, los comentarios y las palabras de ánimo. Os llevo conmigo a Melilla. Un abrazo y hasta pronto.

sábado, mayo 31, 2008

RASGUÑO


Bueno, me atrevo a colgar aquí este relato que saldrá publicado próximamente en EntreRíos. A ver qué tal. Bienvenido sea junio, por fin.




Sólo se oían sus pasos huecos por la plaza de la catedral. Los pórticos, los escalones centenarios y los callejones parecían dormir el sueño helado de los vencidos. Había aminorado la marcha porque el dolor en el costado no le permitía seguir corriendo. Respiraba fatigadamente, poniéndose la mano cerca de la boca por miedo a que su aliento blanco fuese la peor de las señales delatoras para su perseguidor. No quedaba mucho tiempo. Lucía sabía que era una de las últimas oportunidades que tenía para tomar un descanso. El último tramo de su recorrido sería el más duro, por mucho que lo conociese de sobra. Una distancia no excesivamente larga pero sí escarpada una vez que lograra llegar a Plaza Nueva.
Miró tras de sí y a ambos lados para asegurarse de que su ventaja seguía siendo una garantía y se obligó a acelerar el ritmo, todavía sin volver a correr, temerosa de que, a pesar de la gruesa capa que la cubría, el frío de la noche terminara agarrotando sus piernas y su voluntad.
Estoy sola, pensó, más sola de lo que he estado nunca, y un escalofrío mordisqueó toda su espalada cuando oyó, aún lejano, el eco de un alarido. Ninguno de sus compañeros de partida había dado señales de vida. Tal vez hubiesen caído ya, tal vez ya los hubiera devorado.
Cuando accedió a la plaza de Bib -Rambla se le fueron los ojos, como en tantas otras ocasiones, a la majestuosidad de los tilos. Fue sólo un instante, pero suficiente para que, conforme avanzaba, fuera recordando los mediodías a la sombra de las terrazas, los puestos ambulantes de fresas, el olor a chocolate caliente, la tranquilidad ilusionante de tener veintidós años y esa eternidad que parecen otorgar los primeros besos cuando suspiran las fuentes en las cercanías. Y todo tan real, tan presente, tan siempre todavía, que casi puede tocar su propia vida, casi saborear los atardeceres. Ahora, la sombra que la persigue es capaz de despedazarlo todo, de arañarle esa mirada, de beberse su sangre.
Algunos coches iluminan su carrera a través de la Gran Vía, antes de llegar a Plaza Nueva. La calle Elvira parece ofrecerle un escondite, una esquina opaca donde ocultarse, pero sabe que apenas tiene tiempo para rodeos, no puede detenerse ni cambiar ahora de ruta. Esas calles, esa plaza, van mudando su aspecto conforme avanza y las recorre y el miedo ofrece una tregua a fragmentos mejores de vida, a los sueños de futuro que la entretuvieron durante largos paseos, sus escapadas de clase de Historia de la Lengua o sus lecturas en cualquier banco soleado. Justo aquí, en esta plaza, dio comienzo la primera partida. Sólo necesitaba una capa, le dijeron, que debía encontrar en los jardines de la Alhambra, y seguir las reglas. Después de año y medio, sus opciones para haberse convertido en Maestro eran superiores al de resto de sus amigos, incluso a las de Gonzalo, cuyo recuerdo parece llegar desde el Paseo de los Tristes, rubio, con el rostro lleno de pecas, los hombros anchos y la cintura estrecha, amante tierno e impetuoso. El eco del río llega helado y los ojos de Lucía lagrimean no sabe bien si por esa brisa gélida o porque viene mezclado con la caricia añorada, por el sentimiento de soledad o de pérdida. Él fue el primero en caer, casi sin darse cuenta. Una víctima fácil, vuelve a pensar Lucía como tantas otras veces. Ella no estaba dispuesta a perder de esa manera.
Algunos perros callejeros que rondaban los contenedores de basura empezaron a ladrar desesperados y a correr de un lado a otro. Estaba cerca. Apartó a Gonzalo de su mente y salió disparada hacia la Alhambra. Sólo allí podría salvarse.
Cuando sintió el crujido de las primeras hojas bajo sus pies, Lucía apenas tenía fuerzas para seguir corriendo. El camino de acceso desde Plaza Nueva era demasiado escarpado y su resistencia estaba al límite. Ante ella, un bosque de árboles sostenía la noche y los avellanos, los laureles, olmos y cipreses parecían susurrarle palabras de ánimo. Sigue corriendo, decían, ya falta poco. Sin embargo, la punzada en su costado era cada vez más intensa, tremendamente dolorosa al tomar aire. A punto de desvanecerse caminó tambaleante al árbol más cercano y vomitó la poca fuerza que le quedaba. A pocos metros divisó unos arbustos espesos y decidió esconderse tras ellos. No puedo seguir, no puedo, y cayó rendida.
Entre las copas de los árboles, boca arriba el cuerpo, un pedazo de cielo se le clavaba en las pupilas. Las estrellas de la noche y el azul de la mañana eran pruebas de la eternidad para Lucía. Eran el brillo y el color de la infancia, y cuando alzaba la vista y se detenía en su inmensidad, la vida retrocedía, el olor del mar volvía a embriagarla como lo hacía en su niñez en la playa melillense de los Cárabos o la voz del abuelo resonaba en sus oído con sus consejos para no caerse de la bicicleta por el Parque Hernández. Aquí, todo este cielo, todo este brillo. Hasta dónde, se repetía, hasta dónde llega.
Oyó pasos y supo que su perseguidor estaba cerca. Debió perder la noción del tiempo durante unos minutos y ya era tarde. Lástima, no estaba lejos de alcanzar la cima. Nunca debió jugar una partida tan larga y peligrosa como ésta, pero es por Gonzalo, se lo debo, y ese pensamiento era el único que la hacía resistir al derrumbe, siempre fue el más débil de los dos. Empezó a sentir de nuevo la tensión, la rabia por encontrarse acorralada y decidió aprovechar la única posibilidad que le quedaba. Tal vez pudiera beneficiarse de la espesura del bosque para ascender campo a través hasta la fuente. Debía haber un arroyo en las cercanías por el sonido continuo del agua. Seguirlo la llevaría hasta la fuente. Ahora o nunca.
La última carrera fue desesperada. Las ramas de los arbustos le golpearon el rostro y los desniveles del terreno la hicieron caer en dos ocasiones.
En las fuentes de la Alhambra está la magia, el secreto de la vida, le leyó una vez su madre. Quien visita el lugar deja cosido en el aire un pedazo de su alma, el único que la muerte no es capaz de llevarse con el paso de los años. La magia, mamá, la magia. Lucía lloraba cuando llegó a la fuente. Arrodillada, metió la mano y se ayudó para beber. Dónde la magia. El agua se le derramaba por la comisura de los labios y arrastraba en su caída lágrimas impotentes porque Lucía sabía que su perseguidor ya le había dado caza. Se giró, entregada.
Los dos estaban allí, frente a frente. Las dos capas oscuras, una de pie y la otra en el suelo. Entonces Granada empezó a pasar ante los ojos de la joven. Su memoria reprodujo, como en una exposición fotográfica, todos los episodios más queridos. Sintió un dolor profundo, demasiado íntimo, al comprobar que, conforme iban pasando, se iban alejando hacia un lugar, en la oscuridad, al que jamás podría llegar ella sino con un recuerdo que ya no sería una manera de revivir, sino de ir perdiendo poco a poco. Ese ahora, ese siempre quieto en el que había vivido, esa continuidad maravillosa, se resquebrajaba. Y entonces sintió el terror verdadero, el olor efímero de su propia vida.
Lucía lo miró a los ojos, vencida, y dejó caer los hombros por el peso de la tristeza. Frente a ella, elegante, impasible, frío, el Tiempo la observaba victorioso. Su mordisco fue rápido. Libó de su vida, de sus esperanzas y le robó la eternidad de la juventud inocente. Lucía sintió como se escapaban voces, risas, rostros, besos sin que pudiera hacer nada. Una vez alimentado, se ajustó la capa y se limpió los labios con el dorso de la mano. Miró hacia los palacios nazaríes con desprecio y arrogancia. Algún día llegará vuestro turno, puedo esperar, no os quepa duda. Por ahora no había nada más que hacer allí. La volvió a mirar, abatida, y sonrió antes de desaparecer.
Al levantarse del suelo, Lucía se desprendió de la capa. La dobló y la dejó a los pies de un árbol lleno de inscripciones. No muy lejos de allí la encontró un año y medio antes. Conforme descendía de nuevo a la ciudad, supo que una parte de su alma se quedaría vagando por el aire, por las fuentes, por las callejuelas, por los amaneceres y los atardeceres y que nunca volvería a ser la misma. Tampoco Granada, que ya se le empezaba a ir, imposible asirla, rasguño eterno de la felicidad perdida.

PREMIO BRILLANTE WEBLOG



Mi querida Rocío me ha entregado, junto a otros compañeros, este premio Brillante Weblog. Lo agradezco enormemente, sobre todo en estas fechas en las que siempre, desde que era pequeño, estoy fatigado de todo. Cansado, sí señor. A ver si llega ya la brisa de junio y me saca de este atolladero de flores y aburrimiento. Necesito una playa y mil paseos.

Yo, a la vez, le doy este premio también a otros que lo merecen igualmente y que son los siguientes:

Miguel y sus Cuatrocientos mares: http://cuatrocientosmares.blogspot.com/

Esteher y su Diario de una erotomaníaca: http://diariodeesther.blogspot.com/

Leo y su Patio interior: http://elpatiointerior.blogspot.com/

Virginia y sus Jardines Privados: http://jardinesprivados.blogspot.com/

Un abrazo a todos.

domingo, abril 27, 2008

PETRÓLEO


Hay una palabra inútil,
seca, acartonada,
herida por la luz y el abandono.
No es ni fósil, ni esqueleto,
ni reliquia poderosa de otro tiempo.
Es el mapa del olvido y la memoria,
la ruta hecha ceniza de la lluvia,
caracola de violín y amaneceres.
Quedó sobre la mesa del salón
después de que el azul del mes de abril
por fin te concediera el infinito
de esos sueños atrapados por mis besos.
A punto de romperse, amarillenta,
cadáver exquisito de tu boca,
aguanta los envites de las horas,
los vientos caprichosos de la pérdida,
y así va convirtiéndose en petróleo,
espesa ausencia entre los dedos,
para el motor de mi nostalgia.

(foto:http://arturoweb.files.wordpress.com/2007/11/ausencia.jpg)

viernes, abril 25, 2008

PRESENTACIÓN DE OPOSICIONES A DESENCUENTRO EN LANZAROTE




El pasado jueves día 24 se presentó en Arrecife Oposiciones a desencuentro, dentro de las actividades organizadas por el Ayuntamiento con motivo de la semana del libro. Pasamos un buen rato y, aunque nos autopresentamos otros jóvenes escritores y yo (ya se sabe que los políticos leen poco y mal), quedé satisfecho por la acogida que tuvieron mis palabras y por los amigos y amigas que estuvieron acompañándome. A todos ellos, gracias.

sábado, abril 19, 2008

ABRIL ROTO





Se ha roto abril
y el cuenco del deseo
se derrama entre las sombras.
Hay huellas de miedo
en la cocina,
y las novelas ya no cuentan
ni los pálpitos
ni otras formas de salvarnos.
No te vuelvas y me digas
que es la fuga de mis ojos
la que envenena el aire.
Ya no sé mirar
sino la quieta tempestad del tiempo,
esa hoja mecida
infinitamente en la distancia.

domingo, abril 06, 2008

LA ÚLTIMA CANCIÓN








Siempre supimos esperar
la última canción de los veranos,
aquellas en las que la madrugada
paseaba con rebeca por el tiempo
y el mar iba apagando sus fervores
en la calma azul de los septiembres.
La luz se tuesta y oscurece
cualquier rincón de la mirada,
y año tras año, frente a frente,
las manos se entrelazan al otoño
y las músicas se pierden
en el vacío de los apartamentos,
en las terrazas lloradas por la ausencia
y el temporal de la felicidad herida.


Volverán, dices, los días
sin horas a la orilla de la cama
,
pero las golondrinas serán otras,
igual que agosto en tu semblante,
cuando traiga tus besos
y escape con tus besos
para siempre,
o las olas rotas de mis dedos
en tu pecho ignoto y familiar,
conocido y olvidado
para siempre.
Perderemos la inocencia,
la edad recuperada,
la tersa piel de la quietud
y el viento de poniente.

Es la última canción,
el último paseo,
la última caricia del verano.

Siempre supimos esperar.

Aprenderemos.

jueves, marzo 27, 2008


COLILLA


El viento esparce los cabellos
de cada madrugada.
Nadie espera a nadie
en el puerto solitario de la pérdida.
Unas pisadas se alejan por el mar
como besos nunca dados por el tiempo.


Es la soledad.
Un remolino de hojas
y de sueños secos,
una colilla muerta.

domingo, marzo 09, 2008

VOTA

Vota.
Ejerce tu derecho.

Quisiera ejercer también
mi derecho a una vivienda digna,
a un trabajo estable,
a una educación fiable para el niño,
a una sanidad sin colas,
a una justicia justa.
Quisiera llegar a fin de mes,
cobrar algo más de mil eurillos,
no trabajar más de diez horas
y poder ser libre.

Vota qué.
Ejerce qué.
Derecho a qué.

sábado, marzo 08, 2008


SAN LORENZO


Todo el silencio de la noche
recogido en un poema.
El tic-tac de los pesares,
el ruido de motores de otro tiempo y
la lejana cisterna de la duda.
No hay reproche posible
en esta copa sin sueño.
Tal vez una respuesta
que quedó en el aire,
quizás aquella sombra
de la melancolía.
Demasiados años
y tantísimos kilómetros de pérdidas.
La voz, apenas un atisbo
de fuego en las cenizas de los charcos.

Tú, detrás de la conciencia
de cada madrugada,
eco herido en la negrura,
vas y vienes sin permiso,
sin pudor te posas en las ramas
de balcones entornados a la vida,
chirriantes como el beso en los cristales
de un viejo apartamento en las afueras,
y cantas la tristeza de los sauces,
los versos olvidados en la orilla,
la huida de la piel a otros parajes,
la lengua seca de los bares
cansados de perfumes y de sombras.
Todo el silencio en el poema
como el azul de aquel verano,
el azul de una mañana en San Lorenzo,
del mar y de tus huellas en el cielo.

Toda la noche en esta hoja,
toda la ausencia,
todo el recuerdo.

(foto:www.aache.com/viajes/Mel)

martes, febrero 19, 2008


PALABRAS


El mar es un diálogo perdido
de orillas separadas por el viento.
A veces traen las olas sus palabras
casi ahogadas,
hambrientas,
silenciosas.
Encallan en las rocas,
partidas como restos de un naufragio.
Palabras olvidadas.
Lejanías.

(foto:http://www.luissolana.com/wp-content/uploads/2007/11/estrecho.jpg)

domingo, febrero 10, 2008


El rayo cae para romper el cielo.
Así tu beso,
para romperme el tiempo.

ALICIA


La verja fronteriza es un espejo
de viento cuarteado por aceros.
En una esquina del cristal,
trozos de lana, sangre y piel
de Alicia, de hambre y sueños.

sábado, febrero 02, 2008

Eternidad azul




La tibia luz de la mañana.
El mismo azul
del cielo de mi infancia.
Pasan los años
y el cuerpo va escribiendo con la piel
la edad de cada sueño,
los miedos nocturnos del amor,
las zarzas del deseo y del olvido.

Y al mirar al cielo ahora,
el mismo azul,
el mismo cielo.
¿A dónde va la nube diáfana,
a dónde el viento
si es todo un cielo abierto,
si es todo un azul inacabable?

El cielo de mi padre,
de mi abuelo, de mis hijos,
de la historia.

El cielo del columpio, el de la playa,
el cielo en la ventana de una clase.
El mismo de las tardes por la Alhambra.

Mis manos arrugadas,
mi pelo cano,
consciencia de lo efímero de ser,
finitud bajo la bóveda infinita.

Entonces miro el cielo
antes de mí,
dentro de mí,
después de mí
y es todo azul.

El hombre,
yo, una chispa rota de lo eterno,
lluvia que cae del paraíso
y va perdiendo en los cristales
al terso azul de la existencia.

miércoles, enero 23, 2008

SIBERIA




Vive, vive, vive siempre
Vasili Grossman

Por las estepas nevadas de Siberia
el silencio conserva un roce amargo.
Un eco blanco de disparos,
una queja ahogada
y el brillo congelado de una lágrima
de madre cuando deja de ser madre.
Como la flor silvestre en primavera
así resurgen cada año
sus últimas palabras en el hijo,
rompiendo el blanco helado del olvido:
“vive, vive,
vive siempre”.
(foto:www.pegatiros.com/.../st19.jpg)

sábado, enero 19, 2008

MIEDO A LAS TANTAS


MIEDO A LAS TANTAS

Una cuerda rota de violín.
Un pájaro herido.

El vuelo cercenado
de los ojos.

Un golpe seco en el alma.

Dos pechos derramados por el suelo.

Dos hostias.

miércoles, enero 16, 2008


ENSEÑANZA 2008



Ordenadores en las aulas,
pizarras digitales modernísimas,
cañones y portátiles a cientos,
encartas y ratones
para buscar a Serbantes.

CAFÉ


CAFÉ

Una falda vaquera, cazadora,
aire gélido de enero.
Tú pides café, yo tu mirada
y el aroma tostado del amor
empañando la mañana.

Es un instante la vida,
la espuma en una taza de poniente.

jueves, enero 10, 2008

TERRORISMO


TERRORISMO

El que siembra tempestades
recoge vientos.