jueves, enero 12, 2006

LA LLAMA

La llama de la última cerilla,
ocaso cotidiano en miniatura,
devora poco a poco los rincones,
los sueños esquinados,
los desaires de un noviembre solitario.
Su luz y su calor, su tiempo.

La vida, sus miserias, su abandono.
Fuera, la noche imperturbada.
La llama cede, inevitable, al humo.
Un murmullo de portal.
Un adiós escrito con tacones.

Su luz y su calor, mi tiempo.

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