TREGUAS
El mundo pide a gritos una tregua,
un respiro en el fragor de sus miserias.
Las treguas en Europa o Norteamérica
son finas, elegantes y tan dignas
de ocupar primeras páginas
que huelen a divisas y lavanda
y posan porque pasan a la Historia.
Son treguas, sobre todo, palabreras,
partidistas, democráticas,
con votos vencedores y vencidos.
Hay otras, sin embargo,
que no suben acciones al olimpo,
ni entregan medallitas a ministros,
ni esperan bendiciones del obispo.
Se acuerdan para un día,
tal vez dos, no más de tres.
Las firma una lágrima de rabia,
un aliento de coraje,
el espíritu engañado por los dioses.
Un poco de pan para la pena.
Una inyección al desamparo.
Una caricia.
El mundo pide a gritos esas treguas,
ese paréntesis de vida,
esa justicia olvidada.
Un eco envuelto en silencio
cruza hasta perderse en la noche.
Un trozo de pan,
una mirada.
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