COLILLA
El viento esparce los cabellos
de cada madrugada.
Nadie espera a nadie
en el puerto solitario de la pérdida.
Unas pisadas se alejan por el mar
como besos nunca dados por el tiempo.
El viento esparce los cabellos
de cada madrugada.
Nadie espera a nadie
en el puerto solitario de la pérdida.
Unas pisadas se alejan por el mar
como besos nunca dados por el tiempo.
Es la soledad.
Un remolino de hojas
y de sueños secos,
una colilla muerta.
4 comentarios:
Pues qué pena que las tiremos al suelo con tanto desprecio...
Saludos José Mari!
Qué me han gustado siempre los pequeños detalles.
¡Qué poemón!
Y la foto...preciosa.
Un beso grande.
... una colilla muerta.
Precioso!
(Qué tristes los ceniceros abandonados llenos de colillas...)
Publicar un comentario