sábado, marzo 28, 2009

AÚN ME SÉ MUCHOS CUENTOS




Entonces miré hacia atrás
sin hacer caso de la voz
que avisaba del embarque.
“Mantengan sus pertenencias
controladas en todo momento”.
Las mías, tras el control,
agitan sus manos y sus lágrimas
y junto a ellas
pasan veloces mis recuerdos,
el sabor del café frente a la playa,
los paseos por la luna de febrero,
los cuentos de mi propia vida,
su cercanía, su música,
míos, de mi gente,
sin que nadie pueda cachearlos
ni abrir sus cremalleras.
Hasta pronto.
Es sólo un punto y aparte.
Volveremos a escribir nuestros castillos
y a leer las amapolas
en cuanto llegue volando
en una noche de junio,
acompañado de las hadas
y de todo el frescor de los reencuentros.
Tan sólo habréis de dejar
abiertas las ventanas.

2 comentarios:

Ferran Vega dijo...

Saludos, José Mari. Llevo un tiempo leyendo tus poemas, pero hasta ahora no me había atrevido a dejarte un comentario.

No estoy precisamente muy versado en poesía, pero aquí me has conmovido con la inmediatez de tus imágenes. He podido sentirme identificado con la escena y el sentimiento de tus versos, la situación de partir de un lugar querido (algo que, por cierto, me ha sucedido muy recientemente) y añorarlo, aún sabiendo que se volverá pronto. No sé, sólo acierto a felicitarte y agradecerte tus escritos.

Me gustaría agregarte a mi lista de enlaces, para que más gente pueda leerte. Un abrazo.

José Mari dijo...

Gracias por tus palabras. YO encantado de que me agregues. Un saludo muy fuerte.